Junto a Steve Jobs creó el ordenador personal con la primera interfaz gráfica, el Mac. Steve Wozniak (Sunnyvale, 1950) quería hacer ordenadores para amas de casa, estudiantes y cualquiera que tuviera algo que contar, algo que crear sin necesidad de tener conocimientos informáticos. Su invención revolucionó la tecnología y el mercado de consumo para siempre. El cocreador de Apple puso los conocimientos técnicos y una gran dosis de paciencia. Jobs era el visionario.
En 1987, 11 años después de fundar Apple, dejó de ser empleado a tiempo completo, pero mantiene una relación algo más que afectiva con Apple. Todavía mantiene una cantidad no desvelada de acciones que le permite no tener que pensar en las facturas. Cuando tenía 10 años hizo una promesa a su padre, sería ingeniero como él, pero le confesó que su verdadera vocación era ser como su maestro de quinto curso. Desde entonces no ha dejado de involucrarse en enseñar a los jóvenes cómo funciona la electrónica, tanto que llegó a montar un aula en el garaje de su casa de Los Gatos, en Silicon Valley. Woz, como se le conoce en el mundillo, sigue haciendo generosas donaciones para dotar de equipamiento a los colegios de su zona.
Habla atropellando las palabras, locuaz y sonriente. Da sensación, a pesar de las canas, de no frenar al niño imaginativo y confiado que lleva dentro como mostró durante su ponencia en “El Ser Creativo”, el viernes en el Teatro Circo Price de Madrid. Observador, antes de dar la mano para saludar, se fija en qué hay en la otra mano: “Eh!, llevas el iPhone 5S en gris espacial”.
Pregunta. ¿Cual es su gadget favorito?
Respuesta. Antes solía decía que el Apple II, porque estaba orgulloso de haber creado algo que era diferente. Te sentabas delante de el y podías dar forma a lo que tuvieras en mente, programar, ¡de todo!. Pero, de los gadgets de ahora, me quedo con el iPhone 4. Cuando Apple lo sacó me sorprendió el diseño exterior, tan pulido y bien hecho. Para mi, la disposición de la antena fue una mejora muy importante. Estoy de acuerdo en que el iPhone 5S es más potente y mejor, pero el salto de verdad, lo aprecio en el 4.
P. ¿Usa otros teléfonos?
R. Sí, claro, también los Android. Son mi teléfonos secundarios. Mis dos primeros teléfonos son iPhone y luego tengo dos Android. Vengo de Apple, recuerda, pero me gusta experimentar y ver qué cosas buenas hacen otros. Leo todo tipo de prensa especializada y busco las últimas novedades.
P. ¿Qué piensa de los móviles y tabletas Nexus de Google?
R. Todavía no he probado el Nexus 5, pero sí todos los anteriores. Me gusta poder usar Android puro, limpio, pero, por primera vez, con el Samsung Galaxy S4 y el HTC One me sentí cómodo con el software que traen, más que la versión limpia de Google. Esos dos modelos me gustan tanto la versión limpia como la del fabricante. Lo que no soporto es el software que suelen meter la operadoras.
P. Steve Jobs dijo que Android era el enemigo a batir, ¿usted lo cree así?
R. En términos económicos para Apple, sí. En términos competitivos, me parece lógico. Android salió de la mente de alguien que había trabajado en Apple y tenía la forma de pensar del Mac, más humana. No es fácil pensar así. He estado en la junta directiva de varias empresas que hacen móviles y eso es lo más complicado. Android ha abierto la competencia y lo ha llevado a mucha más gente. Ha hecho que surjan ideas nuevas y muchas aplicaciones. Creo que Android es algo bueno, tenemos que trabajar con ellos. No se trata de decir “son el enemigo”, sino de ver lo mejor de cada uno. Aunque yo sea una “persona Apple”, siempre pongo al consumidor por delante.
P. ¿Qué le gusta de Android?
R. Me gusta que es un mundo flexible, con variaciones, pueden cambiar rápido y hacer propuestas distintas. Si solo tuviera el iPhone me estaría perdiendo mucho, no sabría cómo es un móvil con pantalla grande, opciones de cámara, poder controlar el televisor de casa con el teléfono… Me gusta elegir. Poder elegir es ser libre. Cuanta más variación, más riqueza.
P. ¿Qué aparatos le gustaría ver en el futuro?
R. Que se adapten al cuerpo, que sean sencillos. El reloj inteligente va a llegar. Hay una treintena de empresas trabajando en relojes con pantallas de una pulgada por una pulgada. Me llaman la atención, pero no tengo claro si son el tamaño adecuado. Sé que quiero poder contestar llamadas con ellos y tomar algunas fotos, pero imagino algo más rompedor. Que salga al hacer un gesto y encaje en la palma de la mano. Después, que se repliegue y adapte a la forma de mi antebrazo. Otro aparato que imagino es algo así como un Roomba (el robot aspirador-barredor), pero en el garaje de casa para que por la noche, me limpie el coche.
P. Cuando se anunció el iPad se vaticinó la era post-PC, de hecho, cada vez se venden menos. ¿Cree que morirán?
R. No van a morir. Habrá ordenadores en el trabajo para arquitectos, analistas de datos, hacer películas, pero no para el consumidor individual. En casa ya no tendrán cabida.
P. Cuando crearon el primer ordenador personal, ¿eran conscientes de su potencial?
R. No, no, no. Ni lo imaginábamos. Éramos muy jóvenes. Yo ya había hecho algunos prototipos en un club de fanáticos de la informática. Fuimos pioneros al vislumbrar que podían llegar a la gente normal. Sí es cierto que ya pensábamos en la posibilidad de que sirvieran para juegos y hablábamos de aparatos para llevar consigo. Pero no caíamos en cosas como poder guardar vídeos o fotos, por ejemplo. Hoy, con un iPad puedes ver cómo se hace una receta, con sus ingredientes, trucos…
P. ¿Sigue haciendo cola para comprar los aparatos de Apple?
R. Sí, sí, lo sigo haciendo. No fui cuando salió el iPhone 5S. Hubo quien pensó cosas raras, pero hay un motivo. La noche antes mi mujer y yo volvimos en coche desde Los Ángeles y apenas pudimos dormir, no me veía con fuerzas para estar en vela e ir a hacer cola. Ha sido la primera vez en mi vida que llamé al responsable de la tienda para pedirle que me reservara los modelos que quería. Pude descansar e ir a recogerlo por la tarde.
P. ¿Se compró el iPad Air?
R. Sí, claro. La única vez que no lo he comprado es cuando salió con Verizon, que apenas hubo cola y fue mi mujer a por ello.
P. ¿Qué aplicaciones usa más?
R. Realmente, como viajo mucho, uso un par de ellas que están relacionadas con aviones, rutas. Cosas como encontrar el mejor asiento en cada viaje, no mucho más. Así que ahí colecciono menciones de miles de amigos, pero realmente no puedo contestar. Solo lo hago de vez en cuando. Incluso a gente que no conozco, pero me interesa lo que dicen. A veces le pregunto a Siri cuanto es nueve entre tres (risas). También mando SMS. Confieso que me enganché a Words with Friends. Y, a veces, abro el Solitario. Con Foursquare hago check-in en lugares que frecuento. Es la única red social que uso de manera directa, pero lo conecto con Facebook y Twitter.
P. Yo sé a qué restaurantes va, donde carga su coche o hace la compra… ¿No le da miedo que cualquiera pueda saber dónde está?
R. No, no tengo miedo. Crecí sin esconderme. Es una filosofía, un forma de ser. Mi teléfono, por ejemplo, está en la guía. Más o menos, cuando cumplí 20 años, cuando ya se tiene una personalidad formada, tomé esta decisión. Soy un tipo abierto. Hubo una época en que tuve una webcam en la oficina 24 horas y todo el mundo podía ver cómo trabajaba.
P. ¿Ha probado las gafas de Google?
R. Solo una vez. Tengo amigos en la empresa y podría pedirles el favor, pero creo que aún están en pruebas. Viajo mucho, así que esperaré a la versión final, porque no sería una prueba a fondo como quisiera.
P. ¿Le augura recorrido?
R. Tengo mis dudas… Es posible que suceda como con los auriculares bluetooth para contestar llamadas. Se usan durante dos semanas y se abandonan. En lo personal, estoy deseando usar un reloj y las gafas.
P. ¿Qué le ha impactado últimamente?
R. Un móvil cuyo nombre no recuerdo. Me lo dieron hace pocas semanas. Fui a Rusia a una conferencia y era un aparato hecho allí. Me tiene cautivado, aunque aún no he tenido tiempo para profundizar. Tiene pantalla por las dos caras, una de tinta electrónica, funciona con Android (Yotaphone). Ofrece muchos usos. Espero que les vaya bien. Es divertido ver las propuestas que se hacen.
P. ¿Qué le parece que sitios como Kickstarter o Indiegogo busquen financiación para crear nuevos aparatos?
R. Algunos de sus inventos me han hecho muy feliz. En otras ocasiones he dado dinero a alguien que quería hacer algo que no es necesariamente rompedor, como un álbum, pero me ha gustado la manera de presentarlo. En este viaje traje una curiosidad de Kickstarter, una especie de tarjeta de visita que al doblarse se convierte en un atril para el iPhone (Pocket Tripod). También uso una pequeña memoria adicional para mi MacBook Pro (The Nifty MiniDrive), pero no termina de encajar en el último modelo de portátil.
P. Siempre ha mostrado una gran preocupación por la educación, ¿qué formación cree necesaria para alguien que quiera dedicarse a la tecnología?
R. No empieces si no te gustan las matemáticas, sobre todo la lógica. Y si desde niño tienes interés, sugiero empezar con la electrónica con Raspberry Pi, que me encanta. O placas de Arduino. Si además tienen interés por el software, esta es la mejor opción para aprender a programar y ver cómo funciona en primera persona. Eso sí, es muy importante que los padres se involucren, que lo incentiven, que compren nuevas piezas… Tener acceso a las herramientas o no, marca la diferencia en el desarrollo de las personas. En realidad, esto es lo que más me gusta en la vida, meterme en proyectos de enseñanza y divulgación.
Fuente : El país